viernes, 19 de octubre de 2012

ESTADO DE NO BIENESTAR Y FALSOS PROFETAS.


(Profeta: Hombre que habla en nombre y por inspiración de Dios.)

Cuando en un país hay malestar, comienzan a merodear los falsos profetas y, alerta, cuidaos de ellos porque son los timadores sociales recubiertos con ropaje de esperanzas.

En estos tiempos hay que estar muy cautelosos con aquellos que dicen ser salvadores de los pobres y desvalidos o, para ser más directos: de todos aquellos que las pasan canutas.

Muchas veces los políticos acercan el destino de un país hacia el barranco más peligroso que puede haber: el del populismo eufórico y encendido de los resentidos sociales. Una vez llegados a este punto, ya es tarde y no hay retorno.

Cuando se alcanza ese barranco se está en presencia de las aberraciones políticas, sociales y judiciales más espectaculares y escalofriantes de la vivencia humana.

Hoy en día, con toda seguridad, aquellos que presumen de Robin Hood, no son más que  buscadores de fama, fortuna y poder pescando en medio de un mar de frustraciones.

La situación económica actual se presta a caer en tentaciones de ofrecimientos hermosos y reconfortantes esperanzas futuras. El caldo de cultivo se está cocinando, y muy bien.

Los políticos inician la peligrosa desigualdad social cuando inclinan injusta y cruelmente la balanza de los tributos y ventajas. Cuando los poderosos pagan miserias de impuestos comparado con lo que pagan las clases más bajas, el germen del malestar social comienza a infectar a la sociedad. Regresar a los tiempos de bienestar se hace cuesta arriba.

Los políticos son inmensamente incorregibles; ellos llevan de manera terca e indefectible el  rumbo del país. Solamente entienden la desgracia que produjeron cuando son execrados por los tiranos populistas; aquí cabe el refrán: cuchillo en barriga ajena no duele.

Ya sobran los despiadados tiranos en el mundo que han llegado al poder con falsos ofrecimientos incumplidos, sembrando previamente sus incendiarios mensajes; los peores son los incultos populistas bananeros.  

Los discursos sociales deben escucharse con mucha atención en estos tiempos que reina el dios dinero y el dios malestar. Alguno de los dos debe ganar con diferencia.

Cuando estos depravados llegan al poder es casi imposible zafarse de ellos y lo que antes era una vida difícil se torna en un calvario dantesco insoportable.

En tiempos difíciles, las debilidades y tentaciones se magnifican y la ira e indignación crecen como los hongos. La inconformidad y el malestar son el mejor terreno para estos labradores del mal.

Desgraciadamente escasean de manera alarmante los Gandhi, los Mandela y, las Teresas de Calcuta, quienes están en franca extinción; por tanto, debemos aprender a cuidarnos, desconfiar y sobre todo a prevenir, poniendo atención y no esperanzarnos en “salvadores” que nos crucifiquen.

“La sociedades son como los bosques: una chispa pasa desapercibida, el incendio afecta a todos por un largo tiempo inexorablemente”