martes, 21 de mayo de 2013

MEDITACION SOBRE LA MENTE, PARTE I


Todos hemos tenido alguna o muchas veces en nuestra vida tristeza, angustia, ansiedad, felicidad, satisfacción y muchísimos más sentimientos.

Todos ellos están en nuestra mente; o mejor expresado: son producto o creaciones únicas y exclusivas de nuestra mente. Decir: tal cosa me da tristeza, ansiedad o felicidad es la manera de relacionar el mundo exterior o interior en nuestra mente. La tristeza, por ejemplo, no está en otra parte que no sea en nuestra mente y su existencia es producto de la mente.

El sentido que tenemos de nosotros mismos, eso que llamamos “yo”, “yo soy” y el sentido de sentirnos individuos diferenciados de los demás (yo soy yo y aquel que esta allá es fulano, que no soy yo), todo ello es producto de nuestra mente y es la mente.

Decir: yo pienso, yo estoy triste, hoy yo estoy feliz, es nuestra manera normal de expresarnos al hablar pero no es más que una división o fragmentación de nuestra mente. No existe tal cosa como un “yo” por un lado y un complemento por otro lado.

Cuando digo: yo tengo en mi mente una gran idea, expreso de esa manera para que otros me entiendan pero todo ello no es más que una fragmentación de nuestra mente: no hay un “yo” por algún lado y la mente por otro. La realidad es que el yo y la mente son una unidad inseparable.

El lenguaje es el arma más poderosa de los seres humanos; es puramente simbólico en lo funcional; los pronombres personales (yo, tu, el, nosotros….), los pronombres posesivos (mío, tuyo, suyo, vuestro….), los verbos, adjetivos, adverbios, sustantivos y muchos otros elementos son los que conforman el lenguaje; pero al mismo tiempo fragmentan nuestra mente y nos convierte en individuos con “yo”, con ego.

Cuando digo: yo estoy triste, el yo no está separado de la tristeza; la realidad, si se puede expresar, es: el sentimiento de tristeza esta dentro de la mente y ese yo realmente no existe, existiendo solamente la tristeza. 

Si en determinado momento estoy triste es porque mi mente la creo y, así como la creo, la mente puede hacerla desaparecer y convertirla instantáneamente en felicidad; por supuesto que esto es difícil y requiere de una atención muy grande al movimiento de los pensamientos en la mente.

Desde las edades más tempranas de los seres humanos (prácticamente a los primeros días al nacer), comienza una fragmentación de la mente y se va creando poco a poco el sentido de: ser un individuo. El proceso primero comienza con la separación física de las partes del cuerpo; el bebe comienza a darse cuenta que tiene piernas con pies y con dedos e igualmente con los brazo, manos y sus dedos; el bebe comienza a darse cuenta de ello y dentro de esa pequeña mente comienza a nacer el sentido de: yo tengo piernas, pies y dedos y yo también tengo brazos, manos y sus dedos. Comienza el nacimiento del yo; comienza a darse cuenta que él (su yo) está por un lado y su mama por otro y todo ello es lo que va formando al ego (que es producto del yo).

Al poco tiempo (quizás al primer año) comienza el sentido de la comparación y de la diferenciación. Esa comparación es una creación y producto de la mente (parte del contenido de la mente es la comparación). De aquí en adelante, hasta que muramos aunque sea  a la edad más avanzada, siempre estaremos comparando. Aquel niño es así y yo soy distinto, el tiene mejoras juguetes que yo, yo vivo en una casa mucha más bella que la de aquel, los papas de fulano tienen mucho dinero y los míos no pero yo soy más inteligente que él y así hasta el infinito.

Poco a poco o más bien rápido, se crea dentro de nuestra mente muchos sentimientos: envidia, vanidad, resentimiento, complejos de superioridad o inferioridad, problemas de auto estima y muchos otros.
Si lo queremos ver de un ángulo diferente, gran parte del consumismo compulsivo y exagerado es debido al sentido de la comparación.

Un a causa siempre tiene una consecuencia y se forma así, una cadena de eventos; al final repercute en el medio ambiente que está cambiando radicalmente en estos pocos últimos años.

La codicia y otros vicios de la conducta humana son producto de la comparación que no es más que fragmentación de la mente y al final los resultados están a la vista: la mayor parte del dinero del mundo está en pocas manos y gran parte de la población en el mundo vive mal, con poco dinero y pasando penurias.

“En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”
Mahatma Gandhi